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jueves, 24 de enero de 2013

El 'Juan de Ávila' no atisbó alarmas para activar el protocolo contra el acoso escolar


El equipo docente del instituto ‘Juan de Ávila’ no detectó señales que dispararan las alarmas para activar el protocolo contra el acoso escolar que presuntamente sufría Mónica Jaramillo, la niña de 15 años que acabó con su vida a principios del pasado noviembre tras un intento de suicidio en su casa de Torralba.

Cuando se cumple un mes de la comparecencia de los padres de la malograda joven ante el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Ciudad Real, este martes expuso su versión el jefe de estudios del centro ciudarrealeño, donde la chica estudiaba 2º de ESO.

El docente rehusó hacer declaraciones a Lanza “por respeto a Mónica”, aunque el abogado de la familia, Ramón Alén, presente en el testimonio que realizó durante más de una hora, relató que el profesor se ratificó en que ni dirección ni tutoría detectaron problemas de hostigamiento de sus iguales, ni otras conductas que pudieran perjudicar la salud psíquica de la joven. 

Al parecer, los únicos ‘signos’ que los docentes percibieron fueron el alto nivel de absentismo y el fracaso escolar de Mónica como alumna que, según indicó, fueron comentados verbalmente en las sesiones pedagógicas de los profesores pero no de manera escrita. 

El jefe de estudios también se reiteró en lo que había declarado ante la Guardia Civil (y que igualmente recoge el expediente administrativo de la Consejería de Educación), en el sentido de que únicamente tuvo conocimiento el curso pasado de un episodio vejatorio relacionado con la niña. “Ha recordado que una amiga y Mónica acudieron a él por un problema que tuvo ésta en el baño con compañeras pero no vio que hubiera un caso de acoso” por no ser reiterado, manifestó Alén.

Por tanto, las numerosas faltas a clase (una en septiembre, 15 en octubre y seis en los primeros nueve días de noviembre), las bajas calificaciones académicas y el carácter introvertido de la estudiante no fueron motivos suficientes, según Alén, “para derivar a Mónica a un tratamiento del orientador” y, ni mucho menos, para cambiarla de centro, como habían pedido los padres dos días antes (el 7 de noviembre) de que se desencadenaran los luctuosos hechos.

Sobre que la joven y algunas amigas acudieran hasta en cinco ocasiones a denunciar las supuestas humillaciones ante su tutor, no lo descartó pero dijo no conocerlo, al igual que los requerimientos de los padres para realizar un cambio de expediente académico de su hija.

“Ha venido a decir que no fueron suficientemente explícitos”, por lo que el centro sólo se dirigió a ellos para darles cuenta del alto grado de absentismo de Mónica.

De otro lado, Alén señaló que el docente desmintió “rotundamente” los hechos relatados por el consejero de Educación, Marcial Marín, cuando dijo que se había identificado a los niños que habían cometido presuntamente el acoso y que se habían reunido con el orientador junto a sus padres.

Pocos datos

Previamente a la declaración del jefe de estudios, testificaron ante el juez que sigue el caso tres conductores del autobús escolar que en el actual curso escolar transporta escolares entre Torralba y Ciudad Real, quienes declinaron hablar con los medios. Al parecer, apenas aportaron datos porque al trabajar por turnos desconocen los detalles del caso. “No han aportado nada porque apenas la conocían”, aclaró Alén, que agregó que uno hacía los regresos y Mónica “pocos días regresó” (o no acudía a calse o se quedaba en casa de un familiar), mientras que otro coincidió poco con la menor porque iba semanas alternas y la recuerda vagamente.

No obstante, ningunó observó nada anormal en los trayectos.

http://www.prensaescrita.com/adiario.php?codigo=S&pagina=http://www.lanzadigital.com

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